Un elevado estrés hídrico puede acarrear consecuencias negativas para el desarrollo
económico y la seguridad alimentaria, al aumentar la competencia y los posibles conflictos
entre los usuarios.
Esto requiere políticas eficaces de gestión de la oferta y la demanda y el aumento del uso
eficiente del agua. Satisfacer las necesidades de los caudales es también fundamental para
preservar el ecosistema. ¿Por qué esperar a que las regiones lleguen a este extremo? A
pesar de que hemos aumentado los cuidados y somos más ahorrativos del uso del agua
que antes, todavía hay mucho por hacer, la sociedad todavía no es completamente
consciente de los problemas que pueden traer una escasez de agua y su uso continuo
siendo desproporcionado y un despilfarro significativo a nivel industrial y doméstico.
Países como España, que en Europa es el país que más agua consume en los hogares, con
una media de 250 litros por persona al día deja ver la situación actual. En Colombia, el
cálculo del consumo promedio diario de agua según Planeación Nacional es de 165 litros,
aproximadamente. La educación del cuidado del agua es algo fundamental al que se debe
tener derecho, creando hábitos de consumo diario y viendo al agua como el oro azul
valioso que la naturaleza nos brinda dándole la importancia que se merece al cuidado del
medio ambiente para la supervivencia de la humanidad. Viendo cifras cómo estas, es
importante que no esperemos a que lleguemos a la escasez para tomar decisiones, es
obligación de cada persona administrar este recurso, no solo por nosotros sino por las
futuras generaciones que están por venir